jueves, 15 de abril de 2010
Confesiones
lunes, 12 de abril de 2010
Aquí.. allá.
viernes, 9 de abril de 2010
Salió
domingo, 28 de marzo de 2010
¿Qué es...
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
viernes, 26 de marzo de 2010
Hoy quise ser papá
martes, 9 de marzo de 2010
Lucian's style rice II
- No tenía espinacas
- No tenía jamón
- No tenía muchos más ingredientes que parecían casi necesarios
- Primero fundí dos cucharadas de mantequilla y una de aceite de olvida en una olla.
- Después puse a freír trozos de medio ajo que previamente había picado finamente (en la receta original era una cebolla completa, pero en el refrigerador no había mas que sólo una cebolla, y pensando en que mi madre pudiera necesitarla, decidí cambiarlo por medio ajo, ya que me gustan los sabores fuertes)
- Ya listo el ajo y la mantequilla vertí sobre ellos una taza de arroz y la removí hasta dejar todo bien impregnado de la mantequilla y el ajo, dejando el arroz a que también se friera un poco.
- Mientras hacía todo esto, calenté 1 litro de agua y ya estando en ebullición agregué dos cucharadas de consomé de pollo, bajando a fuego lento para que se mantuviera caliente.
- Ya que el arroz estuvo un poco transparente le fui poniendo cucharón a cucharón el consomé de pollo, removiendo antes de poner el siguiente cucharón hasta que el agua se absorbiera.
- Dejando consomé suficiente para un cucharón, dejé el arroz en ebullición mientras que hice trozos pequeños con la lechuga y corté la bologna en tiras finas.
- Ya que el arroz absorbió la mayor parte del agua y estaba cremoso, añadí el último cucharón junto con la bologna y lechuga en la olla y dejé que el agua se volviera a consumir.
- Retiré la olla del fuego y agregué otra cucharada de mantequilla, un poco de aderezo con limón y queso parmesano, se mezcló todo uniformemente y se sirvió.
domingo, 7 de marzo de 2010
...
jueves, 4 de marzo de 2010
Ahora algo mio
La Voz
Diálogos del Hombre, su Ira y Soledad.
(Una obra para un solo actor, que interpretará a tres personajes, el Hombre, un ser perturbado, con voz masculina y grave con un toque de nostalgia; la Ira, proveniente del mismo hombre, tiene una voz más rasposa y aguda, dejando claro un gran desprecio al escucharse; y por último la Soledad, una voz más serena, pero aun más triste que la del Hombre, más femenina y pasiva.)
Un pequeño cuarto oscuro tiene dentro a un hombre sentado sobre un sillón. Pareciera que está dormido, pero se mueve un poco, colocando una de sus manos convertida en puño sobre su sien, dejando que su cabeza pose sobre ella. Respira profundo, como si le costara o más bien no quisiera hacerlo.
Hombre: Esta es una noche tan oscura, pareciera que las estrellas no quieren… a quien engaño, las estrellas brillan igual que todas las noches, la luna está ahí como siempre. Soy yo quien no ilumina… Me siento solo, tan solo.
Ira: ¿Y por qué será? ¡Pues porque lo estás! Y no solamente solo, también abandonado, nadie está contigo, nadie quiere estarlo, te han dejado.
Hombre: ¿Pero por qué lo han hecho? No es lo que quiero.
Ira: De que hablas idiota, no te engañes a ti mismo, si eres tú quien los ha obligado. Tú decidiste estar solo.
Hombre: Quería que ellos me buscaran… quería sentirme apreciado
Soledad: Pero sólo lograste que nos quedáramos sin nadie.
Hombre: ¿Y tú quien eres? Nunca te habíamos escuchado.
Soledad: Soy tu soledad.
Ira: Una más que se une al círculo de los enajenados, malditos seres sin sentido y sin dueño que vagan en este triste cuerpo.
Hombre: Que más da, una menos, una más, estamos solos y lo sabemos y las cosas no cambiarán.
Ira: Porque eres un imbécil… no tenemos nada que ofrecer, ni lo tendremos, no eres nadie, no somos nadie.
Hombre: Lo sé… siempre lo hemos sabido… pero la voz muda de nuestra locura me alentó a seguir y pensar que la vida era buena, que podíamos estar en ella y al final ser felices.
Soledad: Por segundos tan largos yo, tu soledad, pensé con júbilo que ya no existiría.
Ira: Mas, no fue así, no fuimos merecedores de nada, ni bondad, ni placer eterno.
Hombre: ¿Dónde está la otra voz? ¿La voz de nuestra esperanza?
Ira: Esperanza ha muerto o si muerta no está, está tan débil que hablar ya no puede. Pero, no te preocupes, yo, tu Ira, y ella, tu Soledad, siempre estaremos contigo.
Hombre: Me siento tan desolado, vacío… sencillamente solo.
Luciano Meléndrez
Esta escena la escribí hace aproximadamente una semana y fue presentada hace una hora para mi taller de teatro. Creo que quedó bien expuesta, faltará conocer la opinión de la profesora la próxima clase.
Por si a alguien le interesa escuchar el audio grabado de la escena, deje un comentario pidiéndolo o mándeme un correo y con gusto se lo envío.
Buenas noches