martes, 1 de febrero de 2011

Meaning

Esta noche tengo una pregunta para ustedes, para el mundo, para los vivos, los muertos, los que aman y los que odian. La pregunta es simple, pero su respuesta tal vez no lo sea tanto: ¿Cuál es la razón para vivir?

A diario millones de niños nacen y a diario millones de personas mueren. La vida en nuestro mundo es un ir y venir, un allá y acá, una ida y vuelta, así como nos dice la canción, un vaivén de caderas.

Y en todo este pulular, perdido en la totalidad, estás tú, un punto blanco en la pared blanca.

¿Quién soy? ¿A dónde voy? son preguntas que a veces nos hacemos de una u otra manera mientras nuestras cabezas viajan y nuestros cuerpos reposan. Pero creo yo que la pregunta importante no es quien, ni a donde, sino "cual es la razón", el porqué.

Estoy seguro que habrá seres que tengan su respuesta, firme y absoluta, que responda categóricamente a ese porqué. Pero habremos otros que no, que nos quedemos mudos al querer contestarla.

¿Y qué sigue a este mutismo? El miedo. Porque al no tener un camino, una misión, un fin, nos queda la duda y el desconcierto, la incertidumbre y la desconfianza en cada paso que damos hacia ningún lado.

¿A qué le temes? Yo le temo a morir, o más bien, a la muerte, pero no exactamente al hecho físico donde un organismo deja de cumplir sus funciones biológicas.

Le temo a ser borrado de la existencia, a desaparecer de la pared blanca y que esta queda igual de pálida, como si nada hubiera pasado.

¿Acaso alguien no le teme? Quiero ver la mano arriba de aquella persona que pueda decirme con firmeza: "Yo no le temo". Pero me atrevería entonces a decirle a este valiente: "Piensa en la persona, o las personas que más quieres, que más significan algo para ti... míralas, estira tus manos y siente como estás a punto de rozarles... ahora imagina que ya no están ahí, que sus llamas se apagaron, que murieron y simplemente desaparecieron, no son más que un recuerdo, pero que ni eso durará, ya que sus rostros con el tiempo se van borrando, dejas de poder escuchar sus voces y poder oler su aroma... ahora dime, en verdad, ¿no temes a la muerte?

Y es aquí donde un rayito de luz debería de caer entre las tinieblas del temor. ¿Se han preguntado por qué existen tantas religiones, tantas creencias, dogmas y tradiciones? Todas se centran en un simple hecho: queremos tener esperanza.

¿Es o no verdad, que al ver morir a un pequeño niño, que ha tenido una corta pero terrible vida de dolor por alguna enfermedad, nos consuela la esperanza de poder decir: "Pero ahora estará en un lugar mejor"?

Muy dentro de nosotros, nos aterra pensar en que esto que podemos tocar es todo, que más allá de las puntas de nuestros dedos, no hay más, que la vida termina, y en verdad termina, que los amigos mueren, y no van a ningún lugar, que sus cuerpos se pudren y se marchitan bajo suelo, que sus cenizas quedan olvidadas para siempre en una vasija.

Y es así como abrazamos la esperanza, la esperanza de la vida después de nuestra vida, de una plenitud, de un "irnos a un mejor lugar".

Sinceramente, no creo que esto esté mal. Ni creo que la esperanza sea falsa. ¿Qué mi religión o la tuya es la correcta? ¿Qué mi cielo es mejor que tu cielo? ESO es lo incorrecto, ESO es lo falso. La gente mata por querer poner su esperanza antes que la esperanza de los otros, por tener el poder de designar como debemos de perder el miedo.

La respuesta, la razón para vivir, no se vive en una religión, no está en una única fe. La razón es tan obvia que la hemos dejado atrás, la hemos tirado a la mierda del olvido y llenado su lugar con promesas vacías de ángeles, vírgenes, arpas y nubes esponjadas.

La razón, es perder el miedo con nuestra esperanza, tomarla entre nuestras manos y unirla a la esperanza de todos los puntos blancos, para que la pared logre transfigurarse y brillar resplandeciente.

¿Es verdad? ¿Existe un "lugar mejor"?

No lo se, ni lo sabré, pero yo tengo esperanza.