sábado, 20 de julio de 2013

Teorema de la repartición de la fe en Phi

Hace poco (unas minutos más certeramente hablando) he publicado en un grupo de Facebook llamado "Ateos Monterrey" el siguiente mensaje:

He estado leyendo un rato las entradas expuestas en este grupo, por un lado por morbo, por otro lado con fines informativos. Claro, he de decir que tampoco pude profundizar mucho, temporalmente hablando, ya que son un grupo verdaderamente prolífico, pero he podido leer lo suficiente como para llegar con una gran noticia.  

He de imaginarme que más de uno de los presentes conoce, o por lo menos ha oído mencionar durante su vida, a “la razón áurea” también conocida como la razón dorada o el número áureo.  

Representada con la letra φ del alfabeto griego, nos brinda a los fanáticos de las matemáticas un mundo de datos interesantes, así como diversos usos. (Se recomienda buscar más información con respecto a este número en el caso de no contar con ella de antemano) 

¿A qué voy con esto? Iré al grano. Después de amplias divagaciones, de hartos estudios de campos y concienzudas revisiones, he llegado a una sorprendente conclusión, que postulo en el siguiente teorema, al que llamaré “El Teorema de repartición de la fe en Phi”:  

“La razón dada de dividir la cantidad de personas creyentes que son ignorantes y/o pendejas entre aquellos del mismo grupo que demuestran ser conscientes y racionales, es igual y constante a la relación de ateos imbéciles entre aquellos que no lo son, y esta razón tiende a ser igual a la proporción áurea” 

Dicho de otra manera, lo que mis hallazgos lograron fundamentar, fue que, al hablar de cualquiera de los dos grupos sociales, podremos encontrar una enorme cantidad de personas que no solo den ejemplo sino pruebas tangibles de su inmensa ignorancia y estupidez, así como de intolerancia, falta de objetividad y reverendos aires de superioridad.  

Para el que no le haya quedado claro, esto es una burla, donde el uso de la razón áurea se avala simplemente de que me gusta dicho número.  

Aun así, más de uno concordará con lo que he propuesto aquí. Y es que es gracioso, como varios individuos, por el mero hecho de tomar una decisión, la de no creer en una religión, se sientan mejores personas, así como es gracioso que aquellos que tomaron la misma decisión en sentido contrario piensen lo mismo.  

Son pocos los que logran mantenerse en una postura realmente lúcida y racional (por lo menos en la mayor parte del tiempo), dentro de los cuales quiero destacar a Ernesto Vega, Edgar Villalpando, Gerardo Guajardo Ramírez, entre me imagino que otros, pero fueron ellos los que llamaron mi atención.  

Termino este escrito con una sugerencia a modo de petición. El movimiento ateo plantea como sinónimo de su idiosincrasia el afán de la culturización, la búsqueda de la verdad intelectual, del bien humano por el propio bien del mismo, y por sobre todo, la total tangencia a la curva de la ignorancia, aun y cuando estos afanes y búsquedas en sí,  no tienen nada que ver con el ateísmo, siendo ateo solamente aquel que niega la existencia de Dios. 

Mi propuesta más seria, propondría que cambiaran de nombre a su movimiento, ya que el mero hecho de decirse ateos, no los engloba, y trae a sus filas a una enorme cantidad de personas cuyo raciocinio y objetividad terminan, donde la fe del creyente empieza.  

Pero ya que esto no ocurrirá, corregiré mi propuesta, a que hagan un hincapié más grande en pulir a su propia prole, inculcando la asertividad, objetividad, pensamiento crítico y racional en aquellos que quieran dignarse a ser parte.

Fuera de que me divertí mucho escribiendo estas palabras, creo yo que el Teorema de la repartición de la fe en Phi, puede ser aplicable a la mayoría de los grupos sociales, generalizándolo con el pomposo nombre de "Teorema de la repartición humana en Phi", redactándose de la siguiente manera:
La razón dada de dividir la cantidad de personas que son ignorantes y/o imbéciles entre aquellos del mismo grupo que demuestran ser conscientes y racionales es igual a la razón áurea.
Sin más que decir para este escrito, los dejo, mis inexistentes lectores.


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