domingo, 19 de septiembre de 2010

3000

Ahora son otras mil visitas a este blog. Yupi. Realmente no tengo idea de que escribir hoy, pero algo me dijo que tenía que meterme a la página y publicar lo que sea. Compré un libro por 30 pesos que hasta la página 100 de como 300 ya costeó por mucho la inversión. Además compré una revista "Muy Interesante", las cuales llevaba mucho sin leer. No me he cortado el cabello como en un mes o más y aun no se ve largo, pero me gusta la forma que va agarrando, aunque alguien ya me haya comparado con David Bisbal. Estoy haciendo un regalo, espero terminarlo a tiempo antes de que llegue el cumpleaños.

Tengo muchas ganas de un Icee... del sabor que sea, también de ver una iguana o ir al zoológico de San Diego. Quiero salir de México e irme a otro país por algunas semanas, de preferencia un lugar frío, con montañas nevadas y boscosas. O a una playa cálida y solitaria de arenas blancas donde dejar mis huellas caminando por ella durante las tardes.

Y en este país que estoy imaginando cuyo nombre sigue sin tallarse quisiera tener una morada, una fortaleza, con verdes jardines ocultos dentro de un laberinto helado y gris, de paredes altas que tan sólo permitan ver el cielo azulado o las estrellas por las noches. Dentro del laberinto y junto al jardín existiría una puerta que al abrirla te permitiría entrar a mi hogar; pisos de piedra y paredes alfombradas te recibirían junto a los altos candelabros de luces tenues. Si uno siguiera caminando por el pasillo que te da la bienvenida, encontraría habitaciones tan distintas entre sí como las distintas personalidades que me conforman.

Habría una cocina, ordenada y limpia, de pisos claros pero no blancos, con todo lo necesario para hacer nuevos platillos, especias por todos lados llenando de aromas estrafalarios la estancia. Junto a la cocina estaría un comedor con una gran mesa circular y una enorme ventana que diera vista hacia las montañas nevadas.

Dejando atrás estos cuartos habría una puerta negra y pesada que al abrirla no habría más que oscuridad. Un cuarto donde no existiría ni el tiempo, ni el espacio, nada. Perfecto para perderme en la inmensidad del vacío cuando alguna momento en la vida lo haga necesario.

El siguiente cuarto sería una contraposición al primero. La puerta sería un espejo, por lo que tu reflejo siempre te recibiría, tal vez con una sonrisa, tal vez con una cara larga, dependerá de uno. Al entrar, caminarías sobre una plataforma transparente 3 metros arriba del piso mientras ves que las 6 paredes del cuarto son espejos también, dando la ilusión de estar flotando en la inmensidad del infinito. ¿Cuál sería su propósito? Desde encontrarse a uno mismo, hasta notar que no somos tan grandes como a veces pensamos...

Los demás cuartos serían los necesarios para la comodidad... baños, recámaras. Me gustaría tener un cuarto que por dentro fuera como esos estanques termales típicos de las caricaturas japonesas, con piedras al rededor, arboles en las orillas y el agua cálida y brumosa.

¿Mi cuarto? Mi cuarto sería un lugar para dormir, una cama cómoda y grande, además de buena iluminación para cuando quiera quedarme noches leyendo.

Tendría que haber un sótano, grande y oscuro, donde pondría todas las cosas que me gusta hacer. Una mesa de ping pong, otra de billar y de hockey de mesa. Una enorme pantalla para ver películas o jugar videojuegos, una alberca y cuanta más cosa se me ocurra.

En otro cuarto en el sótano debería estar una librería inmensa, llena de novelas y libros que me gustaría leer, con ese olor del papel encuadernado tan típico. Por todos lados debería haber sillones cómodos para sentarme donde quisiera.

No se que más debería tener mi hogar... pero algo así sería agradable.

Nos vemos.

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