domingo, 3 de mayo de 2009

Libertad

Son las 2 de la mañana por aquí mientras escribo esto. A mi alrededor escucho los gritos de niños; al parecer a mi hermano le pareció una gran idea invitar a sus amigos a pasar la noche en la casa. También escucho otros sonidos: Escucho las sirenas de una ambulancia, tal vez una patrulla, en realidad son varias; escucho el ruido de las llantas al accelerar en la calle; escucho el sonido del viento moviendo las ramas de algún árbol haciendo que golpeen de manera rítmica contra la pared de mi cuarto.

¿Saben? la primera vez que escuché ese sonido provenir de mi pared, pensé que me volvería loco. Por más que intentaba dormir y descansar para el atareado día que me esperaba al abrir los ojos, sólo conseguía escuchar el golpe sordo contra mi pared de aquel objeto desconocido para mí. 

Pero con el pasar de las horas me acostumbré al sonido, casi parecía arrullador. Y hoy que lo vuelvo a escuchar, ni siquiera me perturba; ya no es más un sonido que lastima, ofende, molesta o arrulla. Se convirtió en parte del fondo de mi vida, un fondo al cual nunca presto atención, porque simplemente está ahi, imperturbable.

Y algo tan simple como el hecho de que no me moleste el golpeteo de las ramas en mi pared me hizo pensar en como nos conformamos; como dejamos que algo que en un momento de nuestras vidas nos quitó el sueño, sea normal y aceptado. Algo tan pequeño me muestra como nos dejamos moldear a imagen de lo que quieren que seamos moldeados.

Porque detalles como estos existen siempre. Siempre habrá algo que te moleste que con el paso del tiempo y la insistencia, tengas que acostumbrarte a él y terminar siendo parte de él, convirtiendose todo en un fondo, que aun no te fijes, está ahí.

¿A donde voy con todo esto? Hace unos días miré la película de "Danza con Lobos". No recuerdo los nombres de los actores, ni la trama a la perfección, pero recuerdo de que me habló. Me habló de libertad, de como un hombre puede dejar todo ese fondo atrás y ser sólo él mismo. Dejar de ser John Dunbar, el teniente de la milicia americana, traidor a los ojos de sus compañeros militares, para convertirse en "El que baila con los lobos", nombre que lo hace sentir "él" por primera vez en su vida.

¿No te gustaría ser así? ¿Poder dejar tu fondo y ser tu mismo? Vivir apartado de todas las imposiciones que se nos hacen, vivir sólo por el hecho de querer vivir. Y amar. Porque esta gran película es tal debido a que Dunbar no sólo se encontró a si mismo, también encontró el amor... algo necesario para poder estar completo y poderse llamar a uno por su propio nombre.  Además [a petición de Fedra] diré lo siguiente: Dejar de ser libre o de amar, no es de Dios.

¿Y yo? Bueno, estoy en búsqueda de mi propio camino; tal vez no me convierta en Ave Aleteando en la Niebla o en Zorro que Canta al Atardecer pero estoy seguro que llegaré a encontrar mi nombre, y encontrarme a mi mismo. 

¿Cómo estoy tan seguro? Lo se... Solamente lo se.

4 comentarios:

  1. Bonita reflexión. Es verdad, pienso que a veces dejamos de ser nosotros mismos por "obtener" amor, pero en realidad, sin lo primero no puede existir lo segundo. Ojalá tu hermano te haya dejado dormir xD, después de puedes vengar.

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  2. YAY! :D *después de que pusiste lo de "no es de dios"* xD made my day

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  3. tu blog es la onda, y no he visto esa pelicula y seria muy bueno que todas esas cosas que nos molestan, solo desaparecieran y no tuvieramos que aprender a lidiar con ellas, pero en fin, haha,

    miss!



    -Elsa.

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